martes, 28 de septiembre de 2010

Dj: Entre tornamesas y emociones

Hace tiempo que los DJ dejaron de ser simples encargados de poner un disco tras otro. Sus funciones van mucho más allá, y el perfeccionamiento de su técnica lleva años de trabajo. "Ser DJ no es nada fácil. Es igual que tocar la guitarra o la batería. Requiere muchísimas horas de dedicación y grandes dosis de talento", explica el californiano Rocky Rock, que además de trabajar como productor ha pinchado con grupos de renombre internacional como Cypress Hill, Linkin Park o los superventas Black Eyed Peas, con quienes ha realizado varias giras.
Álex, un madrileño de 28 años que trabaja en dos discotecas de la capital, coincide con él desde la modestia. "Llevo pinchando house desde los 18 años, y cada noche aprendo algo nuevo. Me lo paso en grande y me pagan por ello. No es que cobre una fortuna, pero por lo menos me da para pagarme los vicios", apunta entre risas.
Sueldos de estrella


Lejos, muy lejos de lo que Álex saca cada noche, se encuentran los cachés de las grandes figuras del gremio. DJ Tiësto, el considerado como mejor pagado del mundo, cobra unos 50.000 euros por sesión, y los rumores aseguran que ha llegado a embolsarse 200.000 euros por una sola noche. La superestrella del techno Carl Cox pide 20.000 por hacer bailar a las masas durante unas horas. En España, el mejor remunerado es el madrileño Cristian Varela, que cobra entre 3.000 y 4.500 por sesión. Son los precios a pagar por un lleno seguro. Un mundo de cifras estratosféricas que superan los honorarios de muchos músicos consagrados.
Se trata de conseguir que no se note el cambio entre un tema y otro, aunque pases por diferentes estados
Pero ¿qué tiene un DJ para cotizar tan alto? "Su mérito reside en canalizar las emociones de la gente a través de la música", responde Edu, asiduo a la noche madrileña. "Y eso no es poco", añade. "Por mucho que los asistentes estén predispuestos a pasarlo bien, es fácil y bastante habitual que el DJ no esté a la altura de lo que se espera de él. Y eso siempre se nota en la reacción del público, que suele ser más exigente de lo que cabría pensar. Si el DJ no cuadra bien un tema, se le pita sin miramientos".
Al final, el trabajo de un DJ consiste en armar un puzle sonoro, una sola canción continua de cuatro, cinco o seis horas. "Se trata de conseguir que no se note el cambio entre un tema y otro, aunque pases por diferentes momentos y estados", afirma Niño Caos, DJ de techno y drum 'n' bass que disfruta cuando se pone ante los platos más que con cualquier otra actividad. "Pinchar es un ejercicio de concentración tal que me olvido de lo que está fuera de mis cascos. Me saca del mundo totalmente, y cuando paro siento como si bajara de un barco tras una tormenta, como si tardara un tiempo en aterrizar de nuevo", explica.
Como DJ de rock, Jota tiene una visión ligeramente distinta. "Mi labor es, en principio, bastante más sencilla, pues no tengo que jugar con los beats como en la música electrónica. No hay que cuadrar los temas ni tampoco hacer scratch, como pasa en el rap. Simplemente se trata de poner una canción tras otra. Pero el elemento de hacer que la gente baile y disfrute es idéntico. Hay que tener olfato para elegir la sesión y una buena colección de hits en la maleta".
Todos quieren ser DJ
En España, el número de escuelas de música que ofrecen cursos de disc jockey se ha multiplicado. Microfusa, una de las pioneras, lo hace desde hace dos décadas. "Las cosas han evolucionado mucho desde entonces, pero la filosofía sigue siendo exactamente la misma", apunta Eduard Gramunt, jefe de estudios del centro en Barcelona. Los cursos, que duran tres meses, se centran en enseñar la tecnología y la técnica que debe conocer todo disc jockey. Desde el manejo de los discos de vinilo hasta el secreto de una buena mezcla. "En los últimos años la demanda se ha disparado", cuenta Gramunt. "De la misma manera que en los ochenta queríamos ser guitarristas, hoy todo el mundo quiere ser DJ. Se ha convertido en la nueva gran forma de expresión musical".
Del vinilo a la tecnología digital
Muchos siguen atónitos ante lo que hace poco parecía impensable: vuelve el vinilo. Ante el desplome del CD, los viejos discos experimentaron en 2009 un aumento de ventas del 165%. Los DJ nunca dejaron de comprar LP, y fueron los responsables de que no desaparecieran del mercado. Hoy, muchos DJ prescinden de ellos por problemas de espacio, pero sin renunciar a su inimitable sonido. Lo hacen gracias a la tecnología digital de sistemas como Serato Scratch Live, con el que pueden conectar los platos al ordenador portátil para lanzar desde éste los temas y así gozar del tacto y el manejo clásico del tocadiscos.


Fuente:
http://www.20minutos.es/noticia/638572/0/dj/musica/platos/

1 comentario:

  1. pues yo llevo 3 anos y si es dificil pero con la practica se aprende soy un dj que hace que la jente disfrute de la musica pero como todos aprendo tambien cosas diferentes.

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