Enfrentarse a un proyecto lleno de pistas puede ser bastante
aterrador cuando no se tiene la suficiente soltura: inhóspito, repleto de
pistas con denominación dudosa y te toca el primer movimiento. Yo sugiero esta
pequeña lista con una serie de pasos que os ayudarán a que el comienzo sea
menos duro:.
Escucha la canción.
Siempre le pido a quien me manda el tema una mezcla para ver las partes e
identificar los elementos. Si no existe, subo faders y escucho qué hay.
Identifica el estilo de la canción. Esto te dará pistas
sobre el peso de ciertos elementos siguiendo las normas básicas de cada género.
Por ejemplo, en una mezcla de música jazz, el bombo de la batería se intuye más
que escucharse, mientras que en el metal, el sonido está en primer plano y con
un filo muy duro.
Identifica qué elemento soporta el peso de la canción: ¿es
el bajo?, ¿es la batería? ¿la voz? Este paso, muy ligado al género del tema, es
fundamental porque me indica cuál es el primer elemento a tratar y construyo
alrededor, dándole más espacio y protagonismo. En la mayoría de la música
moderna, la voz y la batería suelen ser los elementos más relevantes y yo casi
siempre empiezo por ahí.
Identifica los siguientes elementos más importantes. El bajo
es un buen candidato, seguido de la guitarras (la simbiosis guitarra-bajo da
para otro artículo o dos). En el caso de los estilos electrónicos, el bajo y
cualquier elemento que sostenga la armonía deberían venir en este lugar.
Ordena las pistas, renómbralas y agrúpalas por categorías.
Quizás DRM-OH_L1 tenga mucho significado para el que la grabó, pero si para ti
no, nómbralas para facilitar su identificación.
Limpia las pistas que lo requieran. En esta categoría hay
muchos candidatos: la batería (timbales, caja y bombo principalmente), la voz,
ruidos de guitarra, etc. En los estilos electrónicos siempre hay menos que
limpiar.
Empieza a balancear.
Estoy seguro que estos pasos serán de vuestra ayuda para ver
la luz al principio del proceso de mezcla.
Fuente: Hispasonic
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